Cuando empezamos un proceso terapéutico, tenemos algunas expectativas. En algunas ocasiones, llegamos con esa perspectiva médica, estamos ante un profesional que escucha cómo me siento y lo que me pasa y esperamos recibir un diagnóstico… Incluso aparece la pregunta… “¿Crees que tengo un trastorno? He mirado los síntomas, he buscado y parece que tengo…”
Y yo te pregunto, ¿Para ti es importante tener un trastorno?, ¿Tener una etiqueta que pueda definir algo de ti? Sé que esta pregunta genera muchas dudas y sorpresa. “¿Para qué voy a necesitar tener un trastorno?”, “Yo no quiero tener un trastorno, pero quiero saber si me pasa algo”. Lo importante es ver qué te pasa, qué sientes, qué piensas, cómo te relacionas con las etiquetas, ver las diferentes partes de ti, tus diferentes registros, tus patrones, tus acciones, tus relaciones…
Aquí lo importante eres tú y no la etiqueta.
Vamos a explorar en profundidad, vamos a abarcar algo más que esa sintomatología que te ha traído hasta aquí. No nos centraremos solo en una parte, no dividiremos… Sino que trabajaremos de forma holística. Eres mucho más que la suma de tus partes.
Entiendo que esto genere dudas, que incluso se perciba como algo subjetivo. Pero no es así, hay una línea de intervención de la que serás consciente y en la que participarás, recuerda que aquí lo principal eres tú. Este espacio es para ti, tu opinión y percepción es importante.
Por supuesto, habrá casos en los que un diagnóstico sea necesario, incluso, de cara a una intervención multidisciplinar. Pero en la mayoría de las ocasiones, NO, no tienes un trastorno. Incluso, a veces, es importante normalizar algunos “síntomas” y aprender que nuestro cuerpo nos da mucha información de la que no somos conscientes, nuestras emociones son nuestras aliadas y nuestros pensamientos y creencias tienen un efecto en nosotros.
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